TALAN CHQUI CHI
Esbozo en hojas del cuaderno cuadriculado de matemáticas
mis primeros garabatos
El sacapuntas quiebra la mina
cada cierta línea del tren
que nos llevará a tierras nortinas
tierras nativas de mi bella madre.
La estación con mucha gente alborotada
que corre, me aturde.
Mapocho, estación del ferrocarril
bordeada por el rio del mismo nombre
que en tiempos futuros se teñiría de rojo.
Seis años, poco tiempo pero mi habilidad aparecía,
y en mis trazos desordenados, el tren.
Maletas, bolsos y la merienda para tan largo viaje.
Sanguches , huevos duros, frutas.
El pito del conductor da la partida,
Todos arriba!!!
Bocina de la máquina locomotora
y talan chiqui chi.
Camino al norte por fin,
lento andar que se detiene en muchas estaciones
para llegar a Calera,
donde el trasbordo caótico se hace en correr
para lograr un asiento junto a la ventana.
Los carros me trasladan a las historietas de western
Red Rider y Castorcito, el Llanero solitario.
Segunda clase, con asientos brillantes
no sé, si de barniz o de sebo.
Tres días y dos noches pasando por túneles,
quebradas verdes e hilos de agua.
Los vilos, Ovalle, Coquimbo, La Serena.
Y luego el desierto de Atacama,
gris azulado, tierra de siena, sombras tostadas,
amarillo ocre, naranja y violetas.
Avanza el tren sobre una línea interminable.
El calor nos sume en el gran arenal,
Diciembre nos anuncia un verano muy caluroso.
Por fin el destino, Chañaral.
Creo llegamos de Madrugada.
Chañaral, se vestía de naranjo,
techos húmedos de brisa marina y camanchaca.
Nos esperaba la abuela Magdalena.
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